Translate

viernes, 18 de marzo de 2011

CAMARADAS, ¡ CON REGLAMENTOS LA COSA ES DISTINTA !


En la última encuesta Adimark, la Concertación alcanzó una aprobación de un 27% y una reprobación cercana al 58%. En otras palabras, 3 de cada 10 chilenos aprueba la gestión, y 6 de cada 10 chilenos reprueba la gestión de la actual oposición.

Mientras tanto los próceres de la izquierda concertacionista, ante este escenario negativo y con su proverbial sabiduría, se están poniendo de acuerdo para realizar un cónclave de modo de definir y poner en marcha un reglamento disciplinario que los ordene y les permita generar un trabajo más disciplinado.

¿Tanto poder tienen los reglamentos?, ¿Por qué entonces no sacamos un reglamento para que el Transantiago funcione como la gente quiere?, ¿Por qué no sacamos un reglamento para  que todos los políticos se vayan para la casa…de Orates?...

La ingeniería social de los reglamentos

La izquierda es una adoradora acérrima de la ingeniería social, y cree que es posible manejar la incertidumbre y los eventos azarosos en base a leyes, decretos y reglamentos, que son documentos elaborados por las mentes más preclaras de su sector.

Así, en sus devaneos e ilusiones, desean que este reglamento disciplinario permita,

·       “Hacer cumplir los acuerdos”. Este reglamento debe hacer que por arte de magia los miembros de la oposición se alineen con los acuerdos de la élite de los partidos. ¡ Esta es la democracia que pregonan y practican !.

·       “Evitar que surjan roces ni díscolos”. Un papel debe impedir que surjan discusiones y opiniones contrarias a las opiniones de la mayoría, aunque sea circunstancial. La mayoría manda, la minoría acata.

·       “Determinar los temas prioritarios”. Un simple papel será la carta de navegación impuesta por los almirantes iluminados tipo Andrade-Toha-Walker-Auth…y todos los demás deben ceñirse a esos temas prioritarios.

·       “El objetivo es hacer valer la mayoría”. Está claro: la mayoría manda, la minoría acata.

·       “Resolver los conflictos”. Un simple papel, no puede eliminar los conflictos inherentes a los seres humanos y que deben superar ellos mismos sin cortapisas ni limitaciones. Los conflictos se resuelven, no se esconden bajo la alfombra.

¿Son o se hacen?

La izquierda ha demostrado hasta el cansancio que no cree en la democracia como tal, sino en una pseudo-democracia como la democracia dogmática, en la cual lo que dicen las mayorías es sagrado y es ley (siempre y cuando ese deseo esté en la dirección deseada por los iluminados). Las minorías, para la izquierda, deben ser pisoteadas sistemáticamente para evitar que logren formar mayorías en el futuro.

Así, el carácter antidemocrático y totalitario de la izquierda se plasma tal como es en la realidad con estos reglamentos disciplinarios que no son más que una cartilla del buen camarada.

Mientras la izquierda pierde tiempo con reglamentos y cartillas, los reales problemas de los chilenos no son solucionados ni son escuchados porque no les interesa. Al parecer, la tasa de reprobación seguirá creciendo.

Finalmente, la izquierda no es tonta y actúa como ha sido formada por la historia. Ellos son así. Creen que los reglamentos serán la clave para solucionar los entuertos y problemas de una coalición que está en el fondo del mar y que necesita que la saquen a flote, pero para eso necesitan rescatistas bien preparados, dirigidos y con procedimientos bien claros.

Para algo que sirvan los reglamentos. Digo yo.

No hay comentarios: