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domingo, 25 de diciembre de 2011

NAVIDAD, ¿ACTIVIDAD RELIGIOSA O COMERCIAL?


Feliz Navidad para todos los lectores de PANORAMA Liberal
Para una gran mayoría, la Navidad ya ha perdido todo vínculo con la religión. Por ejemplo, para el 72% de los más jóvenes estas fiestas tienen ya poco o ningún significado religioso; el 45% de los jóvenes ven estas fiestas de forma totalmente desacralizada mientras que solo un 16% de los mayores de 55 años piensan de esa manera; para el 84% de los jóvenes estos días son de diversión y para pasarlo bien con amigos; el 65% sale de casa para ir a fiestas con amigos; un 15% de jóvenes asisten a la misa del gallo; solo un 9% de jóvenes aseguran que estas fechas guardan un sentido religioso.

En otras palabras, estamos transitando por un cambio de creencias en términos de la religiosidad que no tiene vuelta atrás, a no ser que se produzca un cataclismo que obligue a buscar apoyos y soportes. Y, según Leonard Peikoff, “llegó la hora de quitarle el sentido religioso a la Navidad, y convertir esta festividad en una celebración comercial egoísta sin culpa, a favor de la razón, y de este mundo”.

Y no deja de tener razón, aunque esta es una decisión personal e individual.

Las Saturnales: las primeras navidades.

Sin embargo, la Navidad nos muestra la otra cara del ingenio humano, del capitalista que disfruta de la vida y se esfuerza por alcanzar sus metas. Claro está que no faltan los socialistas y ortodoxos odiosos de siempre que llenan páginas con condenas y críticas por la forma en que las personas se entregan en estas fechas a una actividad “materialista”, olvidando, según ellos, que esta es una fecha de recogimiento, y de obligaciones para los demás…. ¡que muy pocos se  toman en serio!.

La religión cristiana surge en la etapa final del imperio romano, por lo que el concepto de Navidad que conocemos hoy es una copia fiel de una fiesta romana de dicha etapa, las Saturnales, que estaban dedicadas al dios Saturno, un dios agrícola que protegía y garantizaba las cosechas. Se supone que esta festividad fue introducida en Roma en el 217 a.C. con el fin de elevar la moral de los ciudadanos tras una derrota ante las fuerzas cartaginesas.

Durante estas fiestas se adornaban las casas con plantas y velas y se intercambiaban regalos que en un principio eran velas y figurillas de barro. Al principio, se celebraba el 17 de diciembre, el día de la consagración del templo de Saturno en el Foro con sacrificios y banquete público, pero al pueblo romano le gustaban tanto estas fiestas que las alargaban de manera no oficial hasta el día 23 de diciembre, por lo que las autoridades estatales del momento se vieron obligadas a satisfacer al pueblo (y lo mismo pasa hoy…¿quieren que sea feriado el 2 de enero?).

Esta fiesta finalizaba el 25 de Diciembre con el nacimiento del "sol invictus" que coincidía con el solsticio de invierno. Con toda probabilidad se festejaba el fin de los trabajos en los campos ya que tras las siembras comenzaba un periodo en el que todo el mundo tenía tiempo para descansar de sus quehaceres cotidianos.

Por lo tanto, la naciente religión cristiana sustituyó los símbolos e hizo coincidir con esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret, para suplantar y acabar con las antiguas celebraciones, entregándoles un nuevo sentido. Gradualmente, el pueblo comenzó a asimilar la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente como el Día de Navidad.

La actual Navidad: invento norteamericano.

Pasaron los años y los siglos, y la festividad fue incorporándose a la cultura europea y transmitida por todo el mundo conocido y por conocer. Con la llegada del capitalismo del siglo XIX que trajo consigo la industrialización, urbanización y triunfo de la ciencia, se optimizó el transporte, correo, publicación de libros y revistas, y muchos nuevos inventos que hacían la vida más cómoda y emocionante…Surgieron los empresarios que comprendieron que se puede obtener un beneficio si se hace algo bueno y se comercializa en los mercados…Así, los regalos se convirtieron en una característica importante de la Navidad.

A los primeros cristianos no les agradaba la costumbre de dar regalos, y algunos la consideraban como “algo diabólico” y que pervertía los “dulces ideales” de la festividad.

La Navidad tal como la celebramos hoy es un invento norteamericano del siglo XIX debido al ambiente de libertad y prosperidad que trajo el fin de la Guerra Civil. Luego de esa catástrofe, el pueblo norteamericano solo quería celebrar y deleitarse con los bienes y placeres de la vida y, como gracias al capitalismo había suficiente riqueza para que los regalos fueran posibles, un gran sistema productivo para anunciarlos y hacerlos disponibles a bajo precio, y un país tan contento que los hombres querían acercarse a sus amigos y expresar su disfrute de la vida, todo el país aceptó alegremente dar regalos en una escala sin precedentes.

Por eso, el Viejo Pascuero o Santa Claus es un invento completamente norteamericano. En el año 1624, cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York, llevaron con ellos sus costumbres y mitos, y entre el de Sinter-klaas, su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).

Con el tiempo, en 1809 un escritor de apellido Irving escribió “Historia de Nueva York” en la que presentó al santo holandés, Sinter-klaas, como Santa Claus, y posteriormente, el poeta Clement Clarke Moore, en 1822, publicó un poema donde dio cuerpo al actual mito, haciendo mención de un Santa Claus enano y delgado, como un duende, pero que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por nueve renos. En 1863, el dibujante Thomas Nast diseñó el personaje para sus tiras navideñas basándose en las vestimentas de los obispos de épocas pasadas, adquiriendo  la fisonomía de gordo barbudo y bonachón.

La Navidad de la Coca-Cola
A mediados del siglo XIX, este nuevo Santa Claus norteamericano pasó a Inglaterra y de allí a Francia, donde se fusionó con los personajes locales dando origen al Papá Noel europeo, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados. Igualmente a fines del siglo XIX, a partir de un anuncio de la empresa norteamericana Lomen Company se creó la tradición de que Papá Noel venía del Polo Norte, y se terminaron de popularizar los renos  navideños como medio de trasporte.

Y la Coca-Cola entra en acción. A inicios del siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble, y por cierto más cercano a su producto. Surge el Viejito Pascuero de color rojo y blanco en los anuncios que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931 y que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo.

El sentido de la Navidad para los cristianos.

Persisten aún aquellos que quieren sustituir la felicidad por la culpa, el remordimiento, la pena y el sacrificio. Insisten que el único sentido espiritual de la Navidad es el que le da la religión cristiana que pide esfuerzos y sacrificios.  Es habitual en estas fechas que el Papa emita un mensaje de Navidad pidiendo cese de violencias, reanudación de diálogos interrumpidos, ayuda para pueblos necesitados por la hambruna, solidaridad y ayuda para poblaciones que han sufrido graves terremotos o inundaciones. Y nada se puede reprochar a este pedido.

La religión cristiana siempre ha emitido el discurso que “Jesús vino al mundo para salvar al hombre del mal profundo y arraigado en el hombre y en la sociedad, que es separarse de Dios, de intentar ocupar su puesto y ser dueño de la vida y de la muerte de los hombres". Dice hoy el Papa que “volvamos la vista a la gruta de Belén: el niño que contemplamos es nuestra salvación. Él ha traído al mundo un mensaje universal de reconciliación y de paz. Abrámosle nuestros corazones, démosle la bienvenida en nuestras vidas".

Sin embargo, nada hay de erróneo en que el ser humano quiera ser dueño de su vida y vivirla como le plazca. El cristianismo ha construido sobre la Navidad un mito que es pura ficción y leyenda, y como las mentiras, de tanto repetirlas, ya se asumen como ciertas. Y, tal como decía Hitchens, ”la mayor contradicción de las religiones es que piden a sus fieles que sean modestos, humildes y que se sientan pequeños. Y al mismo tiempo les dicen que el universo ha sido diseñado pensando que ellos son el centro de todo. Con lo que los va convirtiendo en tipos orgullosos y seguros de sí mismos. Es ridículo. Si pensamos en lo mucho que tardó en crearse el cosmos, cuánta violencia y desorden hubo para que al fin hubiera vida en este minúsculo planeta, suena absurdo pensar que hubo alguien que lo estaba construyendo para ti y para mí. Tal como están las cosas, si efectivamente existiera un dios, sería un chapucero, un incompetente, un ser extremadamente cruel”.

Está bien que los católicos quieran celebrar la Navidad como les plazca con recogimiento, y sacrificio, pero no les pidan a los demás que sigan su mismo camino.

Por eso, a los católicos no les agrada la figura del Viejito Pascuero y lo ven como una especie de Anti-Cristo, pues pone a Jesús en un oscuro segundo plano. Además, el Viejito Pascuero implícitamente rechaza toda la ética cristiana al dar regalos tanto a niños ricos como a pobres sin diferenciar; y no se le consideraba un campeón de la misericordia cristiana o el amor incondicional, puesto que solo traía regalos a los niños buenos, no a los malos.

El sentido comercial de la Navidad. Un noble sentido.

No debemos olvidar que las costumbres de la Navidad, desde los  villancicos, árboles y decoraciones espectaculares, tienen su raíz en ideas y prácticas que provienen de fiestas que el cristianismo denominaba paganas. Y estas costumbres fueron aprehendidas por la cultura norteamericana, y transmitidas a todo el mundo como un producto de la razón, la ciencia, los negocios, y la búsqueda de la felicidad individual.

Una muy feliz Navidad y un nuevo año 2012 pletórico de éxitos en todos los planos... 
Pero la verdadera espiritualidad comienza con el reconocimiento de la realidad de que todos queremos gozar y disfrutar de la vida; no forma parte de nuestra materialidad el sufrir y ser castigado. Y para gozar de la vida usamos la razón que nos indica que una fecha en la que podamos regalar a los que queremos y ser, por lo tanto, egoístas es una buena actividad.

Y para hacer regalos a los que queremos necesitamos un sistema productivo y comercial propio del capitalismo que permita disfrutar y gozar esta fecha junto a los que queremos. “La caridad comienza por casa” dice el refrán popular.

La Navidad es una celebración popular que ya está por sobre los intereses privados de ciertas instituciones y organizaciones y que permite que las personas se detengan para hacer regalos que celebren la vida y la felicidad.

¡Bienvenida la Navidad…bienvenida la felicidad!

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