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sábado, 29 de junio de 2013

Política. CALLEN CIUDADANOS, HABLAN LOS NUEVOS BRUTOS, LA “NUEVA MAYORÍA” IZQUIERDISTA.

La Nueva Mayoría, los nuevos Brutos de la política chilena posan orgullosos y sonrientes...¿lo estarán dentro de algunos años más cuando sus nefastas ideas solo procreen pobres y más pobreza?

Ha surgido un nuevo pacto político, la Nueva Mayoría, agrupación que agrupa a toda la izquierda, desde la DC hasta los comunistas. Y así se han denominado: la Nueva Mayoría, ¿una nueva mayoría?. Es un nombre que parece mostrar el ADN izquierdista al creer que las mayorías deben imponerse a toda costa. Los izquierdistas, después de la caída del Muro de Berlín, se han declarado fanáticos de dos conceptos: el progreso (por eso, algunos se denominan “progresistas” y la democracia (por eso, son demócratas dogmáticos).

Este fanatismo por la democracia los ha llevado a intentar lograr el poder a toda costa con el fin de imponer su nefasto ideario, Por eso, esta “nueva mayoría” ha radicalizado las opiniones y propuestas de sus presidenciables como volver al sistema de reparto en materia previsional para que todos se hagan responsable de todos; crear una AFP estatal para mejorar las pensiones, otorgar gratuidad universal en una educación que nadie valora, crear una asamblea constituyente para dar vida a una Constitución más adecuada a los fines de la izquierda, aumentar los impuestos para financiar todo lo anterior, etc.

Los totalitarismos socialistas experimentados durante el pasado siglo XX son el mejor y más dramático ejemplo de lo que sucede cuando no se detienen a tiempo ciertas ideas que, llevadas a sus últimas consecuencias, resultan destructivas a nivel individual y grupal. Por eso, estas “nuevas mayorías” no son más que una nueva radicalización que tiene fines claramente predecibles dado que estamos en época de elecciones…

LA MALDICIÓN DE LA MAYORÍA

En su libro Filosofía Mínima, (páginas 56-58), José Ramón Ayllón plantea una serie de conceptos que vale la pena repetir aquí para reponer en el ideario el enorme peligro que significa entregar el poder a las mayorías aunque sean democráticas.

Plantea Ayllón que “el pensamiento de la mayoría no es criterio de verdad. Si la verdad es el reconocimiento de la realidad, no lo es necesariamente la opinión de la mayoría, ni el común denominador de diferentes opiniones. Por eso, esgrimir como supremo argumento lo que hace o piensa la mayoría de la gente, puede ser una excusa o una coartada, pero no un argumento sólido. Además, invocar la mayoría como criterio de verdad equivale a despreciar la inteligencia…

Unas palabras de Fromm lo expresan con lucidez: "El hecho de que millones de personas compartan los mismos vicios no convierte esos vicios en virtudes; el hecho de que compartan muchos errores no convierte éstos en verdades; y el hecho de que millones de personas padezcan las mismas formas de patología mental no hace de estas personas gente equilibrada"…

Es un gran error confundir la verdad con el hecho puro y simple de que un determinado número de personas acepten o no una proposición. Si se admite esa identificación entre verdad y consenso social, cerramos el camino a la inteligencia y la sometemos a quienes pueden crear artificialmente ese consenso con los medios que tienen a su alcance. Adoptar de forma acrítica una postura mayoritaria equivale a pensar que ya no existe la verdad, y que se debe considerar como tal aquello que decide quien tiene poder para imponer mayoritariamente su opinión…

En la versión de Shakespeare, vemos que el discurso de Bruto para justificar ante el pueblo romano el asesinato de Julio Cesar, es plenamente convincente: el pueblo, en efecto, es convencido. Nada hace pensar que nosotros no hubiéramos aplaudido igualmente a Bruto, y eso es lo inquietante. De hecho, hemos de reconocer que aceptamos e incluso defendemos acaloradamente los sofismas de muchos Brutos intelectuales y políticos de nuestros días…

También comprobamos que la mentira se puede imponer de muchas maneras, y no sólo con la complicidad de los grandes medios de comunicación.

Sin ellos, con la eficacia de lo que se transmite boca a boca sin tregua, alcanzó a Sócrates hace más de dos mil años:

"Sí, atenienses, hay que defenderse y tratar de arrancaros del ánimo, en tan corto espacio de tiempo, una calumnia que habéis estado escuchando tantos años de mis acusadores. Y bien quisiera conseguirlo…mas la cosa me parece difícil y no me hago ilusiones… Intrigantes, activos, numerosos, hablando de mí con un plan concertado de antemano y de manera persuasiva, os han llenado los oídos de falsedades desde hace ya mucho tiempo, y prosiguen violentamente su campaña de calumnias."

Sócrates representa la situación del hombre aislado por defender verdades éticas fundamentales. Pertenece a esa clase de hombres apasionados por la verdad e indiferentes a las opiniones cambiantes de la mayoría. Hombres que comprometieron su vida en la solución a este problema radical: ¿Es preferible equivocarse con la mayoría o tener razón contra ella?

Las mayorías son un dudoso criterio de verdad porque en su alimento intelectual abundan los tópicos, ideas simples que gozan de gran aceptación. Son tópicos el trabajo eficiente de los japoneses, la perfección técnica de los alemanes, el buen fútbol brasileño, el humor inglés, la gracia andaluza, y otros muchos. Su éxito consiste en expresar sencillamente una idea sencilla. Sin embargo, una idea sencilla también puede ser falsa: para muchos norteamericanos, los españoles somos toreros o guitarristas, y todas las españolas bailan flamenco.

Adoptar de forma acrítica una postura mayoritaria equivale a pensar que ya no existe la verdad. Normalmente la realidad es compleja, difícil de racionalizar en esquemas simples, pero los medios de comunicación y las campañas publicitarias necesitan simplificarla para hacerla comprensible al gran público: así triunfan a veces esas ideas ridículamente caricaturescas. El problema surge cuando se transmiten altos contenidos culturales o éticos, porque entonces la simplificación a costa de la verdad suele acarrear peligrosas consecuencias. Así, por ejemplo, el marxismo hizo creer que todo obrero era una persona noble por el hecho de ser obrero, y que todo empresario era odioso por la misma razón. Era una simplificación de la lucha de clases. También simplifica quien equipara el consumo de drogas blandas con el mero hábito de fumar; o el que identifica política y corrupción, deporte de elite y doping, etc.

Como se ve, muchos tópicos se encuentran en los cimientos de la cultura media ambiental, y suponen un alimento intelectual de fácil digestión. Por ello, en la medida en que expresan errores o medias verdades, su nivel de aceptación es equivalente a su nivel de manipulación. Los tópicos han existido siempre, pero actualmente se diría que su proliferación parece producida por una poderosa multinacional…”

LA NUEVA MAYORÍA SOCIALISTA COMO LOS NUEVOS BRUTOS

Sabias y sensatas palabras las de Ayllo pero que los socialistas no consideran puesto que ellos creen que el pensamiento de la mayoría es criterio de verdad. Por eso, esgrimen como supremo argumento lo que hace o piensa la mayoría de la gente…

Los socialistas creen que Fromm está equivocado puesto que el hecho de que millones de personas compartan los mismos vicios, convierte esos vicios en virtudes; el hecho de que compartan muchos errores, los convierte en verdades; y el hecho de que millones de personas padezcan las mismas formas de patología mental, los hace personas equilibradas…

Los socialistas consideran que es una virtud el considerar a la verdad con el hecho puro y simple de que un determinado número de personas acepten o no una proposición. Y si se admite esa identificación entre verdad y consenso social, no se cierra el camino a la inteligencia ni se la somete a quienes pueden crear artificialmente ese consenso con los medios que tienen a su alcance. Por eso, adoptar de forma acrítica una postura mayoritaria equivale a pensar que es la verdad, y que se debe considerar como tal aquello que decide quien tiene poder para imponer mayoritariamente su opinión…

Recordemos la versión de Shakespeare respecto del discurso de Bruto para justificar ante el pueblo romano el asesinato de Julio Cesar…

DISCURSO DE BRUTO Y MARCO ANTONIO TRAS LA MUERTE DE JULIO CÉSAR. DE SHAKESPEARE.

Bruto y Marco Antonio se dirigen al pueblo, inmediatamente después del magnicidio.

(Entran Bruto y Casio y una turba de ciudadanos.)

Ciudadanos: ¡Queremos que se nos dé una explicación! ¡Que se nos explique!

Bruto: Pues seguidme y escuchad, amigos. Casio, id a la calle contigua y dividid la multitud. Los que deseen oírme, quédense aquí. Los que deseen acompañar a Casio, vayan con él, y se expondrán públicamente las razones de la muerte de César.

Ciudadano primero: Yo quiero oír hablar a Bruto.

Ciudadano segundo: Yo, a Casio, y así comparar sus razones cuando hayamos oído separadamente a uno y otro.

(Sale Casio con algunos ciudadanos. Bruto ocupa la tribuna.)

Ciudadano tercero: ¡El noble Bruto ocupa la tribuna! ¡Silencio!

Bruto: Tened calma hasta el fin. ¡Romanos, compatriotas y amigos! Oídme defender mi causa y guardad silencio para que podáis oírme. Creedme por mi honor y respetad mi honra, a fin de que me creáis. Juzgadme con vuestra rectitud y avivad vuestros sentidos para poder juzgar mejor…

…Si hubiese alguno en esta asamblea que profesará entrañable amistad a César, a él le digo que el afecto de Bruto por César no era menos que el suyo…

…Y si entonces ese amigo preguntase por qué Bruto se alzó contra César, ésta es mi contestación: "No porque amaba a César menos, sino porque amaba más a Roma."…

…¿Preferiríais que César viviera y morir todos esclavos a que esté muerto César y todos vivir libres?...

…Porque César me apreciaba, lo lloro; porque fue afortunado, lo celebro; como valiente, lo honro; pero por ambicioso, lo maté. Lágrimas hay para su afecto, gozo para su fortuna, honra para su valor y muerte para su ambición…

…¿Quién hay aquí tan abyecto que quisiera ser esclavo? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan estúpido que no quisiera ser ro mano? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan vil que no ame a su patria? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! Aguardo una respuesta.

Todos: ¡Nadie, Bruto, nadie!

Bruto: ¡Entonces, a nadie he ofendido! ¡No he hecho con César sino lo que haríais con Bruto! Los motivos de su muerte están escritos en el Capitolio. Su gloria no se amengua, en cuanto la merecía, ni se exageran sus ofensas, por las cuales ha sufrido la muerte.

(Entran Antonio y otros con el cuerpo de César.)

Aquí llega su cuerpo, que doliente conduce Marco Antonio, que, aunque no tomó parte en su muerte, percibirá los beneficios de ella, o sea un puesto en la República. ¿Quién de vosotros no obtendrá otro tanto? Con esto me despido, que, igual que he muerto a mi mejor amigo por la salvación de Roma, tengo el mismo puñal para mí propio cuando plazca a mi patria necesitar mi muerte.

Todos: ¡Viva Bruto! ¡Viva, viva!

Ciudadano primero: ¡Conduzcámoslo en triunfo hasta su casa!

Ciudadano segundo: Erijámosle fina estatua, como a sus antepasados.

Ciudadano tercero: ¡Nombrémoslo César!

Ciudadano cuarto: ¡Lo mejor de César será coronado en Bruto!

Ciudadano primero: ¡Llevémoslo a su casa entre vítores y aclamaciones!

Bruto: ¡Compatriotas...!

Ciudadano segundo: ¡Callad! ¡Silencio! Habla Bruto.

CALLEN CIUDADANOS, HABLAN LOS NUEVOS BRUTOS, LA NUEVA MAYORÍA

Así son los nuevos Brutos, los fanáticos de las mayorías que no tienen capacidad de juicio y son capaces de engatusar a las personas con palabras falsas para justificar las peores estupideces como volver al sistema de reparto en materia previsional para que todos se hagan responsable de todos; crear una AFP estatal para mejorar las pensiones, otorgar gratuidad universal en una educación que nadie valora, crear una asamblea constituyente para dar vida a una Constitución más adecuada a los fines de la izquierda, aumentar los impuestos para financiar todo lo anterior, etc.

Estos Brutos socialistas son muy convincentes, y resulta difícil pensar que alguien no pueda aplaudir tales propuestas…En realidad, el problema más grave es que ya no pensamos con claridad y solemos aceptar o defender en forma acalorada muchos sofismas emitidos por innumerables socialistas, Brutos intelectuales y políticos de nuestros días…

Al igual que Sócrates necesitamos hombres y mujeres que sean apasionados por la verdad e indiferentes a las opiniones cambiantes de las mayorías circunstanciales; personas que sepan leer los efectos de corto plazo y de largo plazo de las políticas que los Brutos presentan a todos. Por eso, una persona libre y responsable cuando se enfrenta a la pregunta de si es preferible equivocarse con la mayoría o tener razón contra ella, prefieren la segunda opción. La primera, es la opción de los esclavos y de los débiles mentales.

Y eso es la Nueva Mayoría izquierdista, los nuevos Brutos.

PANORAMA Liberal

Sábado 29 Junio 2013

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