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jueves, 9 de enero de 2014

Opinión. DIVAGACIONES SOBRE NUESTRO FUTURO.

¿Que habremos hecho mal para merecer lo que tenemos?.
Estamos en época estival y todo debiera marchar más lento, pero está sucediendo todo lo contrario, porque las coaliciones políticas de derecha e izquierda están sumamente activas. Una, la izquierdista, se prepara para dar el manotazo a la riqueza fiscal de la cuál estuvieron fuera por largos cuatro años, y la otra, la derechista, se debate entre acusaciones de traiciones, cuchilladas por la espalda, abandonos del alma mater política y denostación de sus propios correligionarios.

La política, en el mundo moderno, ya dejó de ser el campo de batalla de personas inteligentes, de maneras pulcras y refinadas, y lenguaje elegante y preciso, incluso para lo peor; hoy, prolifera la poco inteligencia y las maneras toscas, vulgares, y la coprolalia se expande como las moscas en los vertederos. Hoy, la batalla por el poder y sus beneficios pecuniarios es campal y las formas poco importan; la ordinariez prevalece. Como decía un amigo…”la vulgaridad ya es la norma, la gente educada y atenta es una especie en retirada…¿podremos permitir que la vulgaridad sea el estándar humano…?”. Viendo a nuestro alrededor, podemos observar como la vulgaridad nos asecha a cada paso en la forma de vestir, en la forma de hablar, en los temas que son tratados, en la manera en que las personas se tratan…Y tras la vulgaridad nos asecha algo peor: se está transformando en el nuevo estándar.

Al mismo tiempo que la vulgaridad campea por sus fueros, estos parecieran no ser buenos tiempos para que la libertad esté en el discurso vencedor; hoy, vale más la igualdad y el “tenemos derechos para hacer lo que nos plazca”. Lo demás: el deber, el respeto, el esfuerzo, la disciplina, el compromiso, las buenas maneras se baten en retirada…Por lo tanto, ¡ha llegado el momento sublime de los subsidios tipo “chao suegra” para que todos se vayan a vivir con ellas con el fin de apropiarse de una parte de la riqueza que no les pertenece!.

El discurso socialista se ha apropiado de la opinión pública y se muestra orgulloso en el vertedero social en que nos hemos convertido. Claro, porque la vulgaridad y la ordinariez, propias del vulgo e iletrado, son la clave para entender el futuro que se nos avecina.

Otro distinguido y querido amigo me recordaba el libro de Ortega y Gasset, La Rebelión de las Masas, en el cual se identifican dos actores sociales. Por un lado, está la masa, concepto en el cual se incluyen grandes capas de la población con un apetito voraz por apropiarse de las ventajas de la modernidad, exigir derechos y considerarlos propios por el solo hecho de existir; las masas ya no pueden esperar para imponer sus maneras. Y, por otro lado, está una minoría que es exigente consigo misma, consciente plenamente de sus obligaciones y deberes, que observa estoica como la masa vocifera se impone por la fuerza de los números. Sorprendentemente, ambos actores pueden estar dentro de una misma clase social.

Así, el código cultural que domina la masa es la vulgaridad, por medio de la cual se reconocen en cualquier parte. Lo paradójico es que son los más vulgares los que han liderado el discurso de “educación estatal, gratuita y de calidad”. Está de más decir que los vulgares solo desean la gratuidad para disponer de los recursos en otros fines más propios de su condición y porque consideran que la educación “es un derecho” como si fuera una cosa fácil de conseguir. Olvidan que el término educar implica sacar lo mejor de cada uno, desde adentro hacia afuera: valores y virtudes como la fortaleza, voluntad, autodominio, generosidad, perseverancia, respeto, tolerancia, etc. Educar no consiste en llenar la cabeza de datos e información a las personas lo que resulta insuficiente.

Por lo tanto, la vulgaridad solo puede ser combatida con la fuerza centrífuga de la educación, pero, en muchos prevalece la fuerza centrípeta de la vulgaridad, fácil de usar, cómoda y que permite que todos los vulgares se reconozcan entre sí. Resulta penoso el enorme potencial humano que permanece inerte bajo las capas de una vulgaridad reciente.

Y, finalmente, en esta masa vulgar el mensaje que ha calado hondo es el socialista que se adecúa a la lógica del menor esfuerzo y que considera válidos los siguientes supuestos:

SUPUESTO 1: La riqueza está ahí, y es de todos.

La masa socialista cree que la riqueza está ahí, está dada y solo basta tender la mano para alcanzarla; no se requiere esfuerzo ni sacrificios; solo basta una cierta cuota de trabajo para desprenderla de modo que todos puedan disfrutar de ella. Y se preguntan: ¿Por qué no todos somos ricos y disfrutamos de esas maravillas?. La culpa la tienen los capitalistas que se apropian de dicha riqueza para su propio beneficio y no les gusta compartir. Por eso, los odian y están resentidos con ellos…Al final, es la sociedad la culpable por permitir esta tremenda injusticia.

De aquí emerge el odio hacia aquellos más talentosos que han creado riqueza por su esfuerzo (por cierto, nos referimos a aquellos que nos han cambiado la vida con sus creaciones y no aquellos que han hecho riqueza de una licencia estatal). Surge el grito de batalla socialista: “¡NO AL LUCRO…!”, “¡TODOS TENEMOS EL MISMO DERECHO A DISFRUTAR DE LA RIQUEZA!”, “¡LA RIQUEZA ES INJUSTA!”. Y tantas necedades más que se dicen para expropiar la riqueza.

Esta gente no es capaz de reconocer que la riqueza requiere ser descubierta y no basta con ello: ¡requiere demasiado esfuerzo y correr riesgos que no todos estarían dispuestos a asumir!. La riqueza no está ahí, al alcance de la mano, sino que depende de la creatividad e innovación de algunas personas con el suficiente tesón y capacidad para desarrollarla. Por lo tanto, necesitamos que las personas sean libres de tomar la iniciativa y correr riesgos.

Esta es la razón por la cual el socialismo no cree en la libre competencia. Y, así, no les importa poner trabas en los mercados porque tienen la absurda convicción que la riqueza igual será generada…Y después se preguntan: ¿Por qué ya no crecemos como antes?...

SUPUESTO 2: Con esta gente alcanzaremos el desarrollo…

La masa socialista cree que es pobre porque otros son ricos. Así de simple. Los socialistas son fanáticos de las mayorías, cuando estas les son favorables, y por eso hablan de “sabiduría popular” o “el pueblo ha hablado”.

Sin embargo, el chileno medio está lejos de ser un sabio y, en todos los niveles sociales, no alcanza a satisfacer los estándares más exigentes de productividad a nivel mundial. Así, por el lado de las élites, nuestros empresarios han engordado en la cuna socialista y, por eso, son buscadores de ganancias fáciles y de corto plazo. No hay problema alguno, en calificar a muchos de ellos con la denominación de “mercachifles”, vendedores y compradores de cosas que crean y fabrican otros…¿cuál ha sido el empresario chileno –y su creación- que más ha aportado en aumentar nuestro bienestar?. Y no hablamos de demandar trabajo. Lo terrible es que no tenemos empresarios que hayan mejorado nuestras vidas.

Por su parte, los intelectuales chilenos se codean a diario con el pensamiento socialista, el que consideran la clave para superar la pobreza. Les disgusta que “sus excelsas creaciones” tengan que pasar por filtros comerciales o de rentabilidad…¡exigen financiamiento público para poder seguir “creando”…la cultura merece espacios!. La intelectualidad chilena es adepta al socialismo casi desde la cuna, y se han tragado la pildorita en forma completa y poco importa que hayan estudiado en buenas universidades del mundo desarrollado. En realidad, los intelectuales chilenos no son críticos de la sociedad que vivimos, son fanáticos de un futuro que se acerca.

Por su parte, el pueblo llano, la masa, destaca por su carencia absoluta de hábitos propios de un pueblo trabajador y esforzado; tienen carencias escolares básicas tan marcadas, que les impiden ir más allá, como no saber leer ni sumar; son perezosos, sacadores de vuelta y expertos en la excusa para no responder por sus fallos…Prestos para el jolgorio y los feriados, pero tardos para la exigencia y el esfuerzo duro. Responden al látigo del esclavista más prestamente que al cumplimiento del deber por sí mismo, quizás porque aun no se han independizado emocionalmente de los patrones de fundo…Al chileno medio le gusta que lo manden, y le den órdenes que obedecen, mascullando las vulgaridades propias de su condición; no tienen iniciativa y jamás se les verá exigidos al máximo.

Es decir, la ideología socialista usa a estos pobres infelices para perpetuarse en el poder y seguir gozando de los múltiples privilegios. Dicen a voz en cuello que “¡el pueblo ha hablado!”, pero en silencio ríen diciendo “¡otra vez han caído con nuestro canto de sirenas!”

SUPUESTO 3: EL universo se puede dirigir…

El universo es demasiado complejo e ininteligible en numerosos aspectos como para que el ser humano pretenda dirigirlo en su avance. Además, ya hemos indicado que la especie humana tiene enormes limitaciones que le impiden gestionar, a veces, su propia vida y menos, entonces, podríamos pedirle que gestione la vida de los demás y su propio entorno.

Y el canto de sirenas socialista sitúa al Estado y su institucionalidad como el gran y fenomenal instrumento con el cual dirigiremos el progreso humano. Es el arma que mejorará nuestra condición de vida y bienestar. Pero, pasan y pasan los años, pasan y pasan los gobiernos socialistas, y estamos cada vez peor.

El universo gira mediante mecanismos que la especie humana jamás descifrará en esta etapa de su evolución porque nuestro cerebro es inútil para comprender o esbozar la maravillosa complejidad de la eternidad que se extiende sobre nosotros…¡Excepto los socialistas….! que creen que el universo puede ser dirigido desde un segundo piso de un palacio.

***

Este es el año en que otra concertación de individuos de izquierda llegarán a La Moneda para intentar transformar nuestras vidas. Esperemos que no lo hagan, porque en caso contrario lo lamentaremos por muchos años más. La pista está muy pesada para seguir implementando cantos de sirena que incrementan la pobreza mental y material a tasas crecientes. ¿Podremos esperar algo de personas que jamás han creado algo que haya mejorado nuestro bienestar?.

PANORAMA Liberal

Jueves 9 Enero 2013

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