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domingo, 26 de octubre de 2014

Friedrich A Hayek LOS INTELECTUALES Y EL SOCIALISMO


Friedrich A. Hayek, un paladín de la libertad
“…Puede ser que una sociedad libre como la hemos conocido, lleve en sí las fuerzas de su propia destrucción, que una vez que la libertad se ha logrado se da por sentada y deja de ser valorada, y que el crecimiento libre de ideas que es la esencia de una sociedad libre traerá consigo la destrucción de los cimientos sobre los que depende. Hay poca duda de que en países como los Estados Unidos, el ideal de la libertad hoy en día tiene menos verdadero atractivo para los jóvenes que hay en los países donde han aprendido lo que su pérdida significa. Por otra parte, todo indica que en Alemania y en otros lugares, a los jóvenes que nunca han conocido una sociedad libre, la tarea de la construcción de una llega a ser tan emocionante y fascinante como cualquier régimen socialista que ha aparecido durante los últimos cien años. Es un hecho extraordinario, que uno que otro visitante ha experimentado, que al hablar a los estudiantes alemanes sobre los principios de una sociedad liberal se encuentra una audiencia más receptiva y entusiasta incluso de la que se puede esperar encontrar en cualquiera de las democracias occidentales. En Gran Bretaña también ya está apareciendo entre los jóvenes un nuevo interés en los principios del verdadero liberalismo que sin duda no existía unos pocos años atrás.

¿Significa esto que la libertad se valora sólo cuando se ha perdido, que el mundo debe en todas partes pasar por una fase de la oscuridad del totalitarismo Socialista antes que las fuerzas de la libertad puedan ganar fuerza de nuevo?. Tal vez sea así, pero espero que no necesite serlo. Sin embargo, mientras las personas que durante largos períodos determinan la opinión pública continúan siendo atraídas por los ideales del Socialismo, la tendencia va a continuar. Si hemos de evitar este desarrollo, debemos ser capaces de ofrecer un nuevo programa liberal que apele a la imaginación.

Debemos hacer que la construcción de una sociedad libre, sea una vez más una aventura intelectual, un acto de coraje. Lo que nos falta es una utopía liberal, un programa que no parezca ni una mera defensa de las cosas como son, ni una especie diluida de Socialismo, sino un verdadero radicalismo liberal que no perdone a las susceptibilidades de los poderosos (incluido los sindicatos), que no sea muy severamente práctica, y que no se limite a lo que aparece hoy en día como políticamente posible. Necesitamos líderes intelectuales que estén dispuestos a trabajar por un ideal, por pequeñas que puedan ser las perspectivas de su pronta realización. Ellos deben ser hombres que estén dispuestos a adherirse a los principios y luchar por su plena realización, por remota que sea. Los compromisos prácticos los deben dejar a los políticos. Libre Comercio y Libertad de Oportunidades son ideales que todavía pueden despertar la imaginación de grandes números, pero una simple “libertad razonable de comercio” o una mera “relajación de controles” no es ni intelectualmente respetable ni es probable que inspire ningún entusiasmo.

La principal lección que el verdadero liberal debe aprender del éxito de los socialistas es que fue su coraje de ser utópicos que les ganó el apoyo de los intelectuales y por lo tanto una influencia en la opinión pública que cada día hace posible lo que hace poco parecía totalmente distante. Los que se han preocupado exclusivamente con lo
que parecía posible en el estado actual de la opinión constantemente han encontrado que incluso esto se había convertido rápidamente en políticamente imposible como por resultado de cambios en una opinión pública que no han hecho nada para guiar. A no ser que nosotros podamos hacer que los fundamentos filosóficos de una sociedad libre sean una vez más una cuestión intelectual viviente, y su implementación una tarea que pone a prueba el ingenio y la imaginación de nuestras mentes más animadas.

Pero si podemos recuperar esa fe en el poder de las ideas que fue la marca del liberalismo en su mejor momento, la batalla no está perdida. El renacimiento intelectual del liberalismo ya está en marcha en muchas partes del mundo.

¿Será a tiempo?”

Friedrich A. Hayek (1899-1992) es quizás el economista de la Escuela Austriaca de mayor reconocimiento, tanto por sus estudios económicos como por sus incursiones en otras disciplinas. A lo largo de su carrera, Hayek realizó grandes aportes a campos tan diversos cómo la psicología, la filosofía política, la historia de las ideas, y la metodología de las ciencias sociales.

En 1947, organizó la conferencia que dio lugar a la Mont Pèlerin Society, de la cual sería presidente. Fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1974 y la Medalla de la Libertad en 1991 además de integrarse a la Compañía de Honor en 1984.

Panorama LIBERAL
Domingo 26 Octubre 2014

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