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jueves, 11 de febrero de 2016

Opinión EL VALOR DEL CONTACTO CON LO CLÁSICO


El valor de la cultura clásica...
En estos días en que la vulgaridad forma parte del habla común conviene mirar hacia la belleza de lo clásico. Un distinguido amigo, que hoy recorre las estrellas, siempre mantenía a flor de labios frases y palabras en latín. Por tal motivo, en su recuerdo, traigo a colación una anécdota citada por Hans Orberg, latinista danés contemporáneo, quien a su vez refiere una vivencia del gran estadista inglés, Winston S. Churchill cuando en sus años mozos tuvo un primer contacto con el aprendizaje de esta lengua clásica:

«Me llevaron a un aula de estudio y me dijeron que me sentara en una mesa. El resto de los chicos estaba fuera, y yo estaba solo con el responsable del estudio. Éste sacó un libro delgado de tapas entre parduzcas y verdosas lleno de palabras en diferentes tipos de impresión.

“¿No has estudiado latín antes, verdad?”, dijo.

“No señor.”

“Esto es una gramática latina.” Lo abrió por una página muy manoseada.

“Tienes que aprenderte esto”, dijo, señalando un número de palabras enmarcadas por líneas. “Volveré dentro de media hora para ver lo que sabes.”

Contempladme entonces una tarde cenicienta, con el corazón apesadumbrado, sentado frente a la primera declinación:

Mensa
Mensa
Mensam
Mensae
Mensae
Mensa

una mesa
oh mesa
una mesa
de una mesa
a o para una mesa
por, con o desde una mesa

¿Qué demonios significaba eso? ¿Dónde estaba su sentido? Me parecía un completo galimatías. Sin embargo, siempre había una cosa que podía hacer: aprendérmelo de memoria. Así pues, me puse manos a la obra, hasta donde me lo permitían mis fuerzas, de memorizar el enrevesado acróstico que me habían impuesto.

A su debido tiempo el responsable del estudio volvió.

“¿Ya te lo has aprendido?” preguntó.

“Creo que puedo recitarlo, señor”, respondí; y lo desembuché.

Pareció tan satisfecho con ello que me envalentoné a hacerle una pregunta.

“¿Qué significa, señor?”

“Significa lo que dice, mensa, ‘una mesa’. Mensa es un sustantivo de la primera declinación. Hay cinco declinaciones. Has aprendido el singular de la primera declinación.”

“’Pero”, repetí, “¿qué significa eso?”

“Mensa significa ‘una mesa’”, respondió.

“Entonces ¿por qué mensa también significa ‘oh mesa’?”, pregunté, “¿y qué significa ‘oh mesa’?”

“Mensa ‘oh mesa’ es el caso vocativo”, respondió.

“Pero, ¿por qué ‘oh mesa’?” Insistí con genuina curiosidad.

“‘Oh mesa’ lo utilizarías dirigiéndote a una mesa, invocando a una mesa.”

Entonces, viendo que no le seguía, añadió: “Lo utilizarías hablándole a una mesa.”

“Pero si nunca lo hago”, estallé con honesta sorpresa.

“Si eres impertinente, serás castigado, y castigado, déjame advertirte, muy severamente”, fue su apostilla final.

Así fue mi toma de contacto con los clásicos de los que, me han dicho, muchos de nuestros hombres más inteligentes han sacado tanto placer y provecho. »
Fuente: Winston Churchill, My Early Life, London, Butterworth, 1930

Desde hace años se ha instalado en cierta parte de la opinión pública la percepción que debemos exigir –de otros, del Estado- una “educación pública, gratuita y de calidad”…¡que solicitud tan extemporánea¡. Lo más importante de esa solicitud es la calidad que depende del interés del educando y sus familias…Hoy, la mayoría en su fuero interno cree que la instrucción es una pérdida de tiempo…”dígame como se hace y listo”…”apuremos la clase que tengo un juego hoy”…”¿nos podemos ir una hora antes del término de clase?”…¿Alguien cree que estudiar latín hoy implica poseer una buena educación?. El latín, para muchos, es una lengua muerta, y desafortunadamente, para muchos, la educación es un proceso muerto.

En esto pensaba hoy, cuando me tropecé con esta anécdota de Winston Churchill mientras recordaba al gran amigo…

Panorama LIBERAL

Jueves 11 Febrero 2016

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